martes, 11 de octubre de 2022

Sonora, diría Piporro "¡ah qué cosa tan hermosa"!

No tuve oportunidad de conocer mucho la entidad, pero lo más importante es que conocí a su gente, y parte de su cultura.

De los 72 municipios que tiene, recorrí por carretera de Hermosillo a Huetabampo, viendo pasar las desviaciones a Guaymas, a San Carlos y partiendo de Ciudad Obregón, es decir, del centro al sur del estado. Un privilegio que nace de una confianza que agradezco fue el poder manejar en su carretera Internacional, con lo que puedo decir que he acumulado millas en esta parte norte del país, sumando las de la carretera federal 1, o transpeninsular.

Me encontré un calor distinguido y abrasador, notorio desde temprana hora del día, de sensación seca, no permitía estar mucho tiempo en exteriores por el tostado que probablemente se alcanzaría pero quizá también por el riesgo de entrar en un sueño profundo, en una tierra que es también de ensueño.

Autoridades encantadoras: humanas, con experiencia, buen trato, deseos de consolidar la educación y tener un gran desempeño en su ejercicio profesional, con historias personales fabulosas que tuvieron la gentileza de compartirme. Como sucede en los estados que son frontera, se viven algunos pasajes de su vida, relacionados con la unión americana, acá es mucho más común que en el centro donde hablamos de migración, por estos rumbos generalmente es de viajes programados.

¡Me apasionan tantas cosas de estos ejercicios! Son sin duda revitalizantes porque combinan tantas cosas que me gustan: el compartir conocimiento, el disfrutar de geografías, tradiciones y culturas que no conocía no solo por lo que veo, sino por lo que me platican amablemente los docentes. Siempre en estas visitas siento calor de hogar, pues se da en condiciones inmejorables, me siento "en mi casa y con mi gente", además de ese espacio común que nos da nuestro México (¿Y podríamos decir el mundo?) donde trato de nunca sentirme extranjero.

En particular, en esta aventura, nos recibió primero el CECyTE más grande de Hermosillo, su reciente director, quien había tomado el cargo apenas en Septiembre, me platicaba una matrícula que superaba los 2,000 alumnos. Contentos, vivarachos y dinámicos se veía a los estudiantes disfrutar de la etapa de la vida donde las costas de la esperanza se ven cercanas.

La subdirectora académica de todo el modelo CECyTE en Sonora fue sumamente amable, irradiaba ese liderazgo que se gana con los hechos, no con el cargo, en su presencia el equipo se sentía cómodo, armónico. Confiado, en las manos de la Coordinadora Karen, de su apoyo Caro, todo me hablaba de un proyecto serio, de trabajo, esfuerzo y consolidación.

Muchas cosas mágicas pasaron en un espacio donde me sentí a gusto, entre otras, la coincidencia "diosidencias" dirían los jesuitas, de que el 12 de Octubre, a 86 años de lo ocurrido entre el Rector Unamuno y Millan Astray, donde el primero dijo la famosa frase "vencereis, pero no convencereis", un servidor estaba recordando el episodio en un recinto académico.

Los detalles no necesarios pero su generosidad es un gran alimento para el alma: así pude cenar mariscos en "los arbolitos" con un amigo con una mente despierta, motivado por su familia, el buen Tristán, nunca como ahora, en años de conocimiento pudimos coincidir tanto como en la plática de aquella "tarde" (aunque ya estaba oscuro) de miércoles.

Las 4 horas de manejo de Hermosillo a Huetabampo, hablando de los pueblos indígenas, de los yaquis que cierran carreteras, y otros tantos, pero también de la cultura, con la escultura de la danza del venado, mezclada por canciones de banda (no podía faltar) hasta rock y Bon Jovi, pasando por las cumbias, me hicieron el camino corto. La Coordinadora atendía por teléfono a maestros, en una actividad que reconocí en el fondo del corazón "presidir es servir", como decía Agustín de Hipona, en este espacio nuevamente se cumplía.

La presencia de la mujer nuevamente estaba por todos lados, en el liderazgo que "una patrona" ejercía en su TBC con dos compañeros maestros que disfrutaban alegremente de su liderazgo. En el CECyTE donde estábamos solo unos cuantos "benditos entre las mujeres" y donde se nos presentó nuevamente como horizonte ese reto de la administración, la organización, el seguimiento y la planeación a los caballeros, para poder hacer buenas mancuernas y complementos.

Ciudades grandes, como Hermosillo con su más de 1 millón de habitantes, pero ante todo, grandes en Historia, mención aparte merece Huetabampo, con la tumba del general Obregón, la casa de Mario Almada (¡Con lo que a mi abuelita le encantaba!) y la cuna de generales. Los descendientes del revolucionario aún son conocidos en la ciudad.

Como suele suceder, grupos y experiencias completamente distintas, en la Universidad Tecnológica de Etchojoa, con una tradición de 12 años y una matrícula histórica de más de 800 alumnos, con carreras como agricultura protegida, paramédico y alguas ingenierías como la de sistemas, tuve un grupo muy especial ¡Qué impresionantes sus esculturas a la entrada de la biblioteca! Me recordó el hecho de que los antiguos sacerdotes-maestros mexicas querían formar un rostro y un corazón en sus pupilos, había también un esforzado rinoceronte y algunas imágenes aladas que hacían alusión a la ciencia.

En dicho espacio, el encanto de la mesa de expertos marcó la sesión, también la visita de la Directora General de CECyTE, quien sencilla, con inteligencia, utilizó la mejor estrategia: la honestidad.

Tiempo de valores, de regresar a las bases, de preguntar lo que inquieta pero de disfrutar la verdad. Tiempos también de una unidad que nos recuerda que México, con toda su belleza, es uno.

La experiencia termina con  un cansancio de esos agradables, rumbo al aeropuerto de Ciudad Obregón, con múltiples cosas en mi cabeza, cuando dije al maestro que conducía "cerraré los ojos 5 minutos", abriéndolos nuevamente cuando una hora había pasado. Sí, 3 días intensos que ahora se recuperaban en unos minutos. Aeropuerto pequeño pero lleno de experiencias, imágenes, frappé y pensamientos idílicos.

Cuando uno se queda prendado de un sitio, que le ha dado mucho, que te genera sueños y nuevas alegrías que fortalecen tu vida, siempre se quiere volver.

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