sábado, 30 de abril de 2022

Mi padre me dio un consejo "no critiques a quien no tiene tus ventajas"

Por: José de Jesús Marmolejo Zúñiga.

"Mi padre me dio un consejo..."

Así comienza la obra "El Gran Gatsby" de uno de los escritores norteamericanos más reconocidos. Por alguna razón, que seguramente sería interesante averiguar, si bien tenemos tres mil doscientos kilómetros de frontera con los Estados Unidos, el intercambio cultural entre ambas naciones no tiene una incidencia prominente en México. Al menos así lo creo para la mayoría de la población. 

Es frecuente el consumo de libros que influyen en lo que la mayor potencia del mundo ejerce como ventajas, como pueden ser la economía, la tecnología, el emprendimiento o la industria pero, aunque cuenta con importantes nombres en materia literaria, no podríamos hablar de un liderazgo notable en ese rubro.

Pues bien, Fitzgerald, una de las connotadas plumas del país vecino, continuaba así el consejo del padre de Gatsby:

"Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien, ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas".

Este consejo inicial de la obra, sin lugar a dudas, augura el estar a punto de deleitarse con una obra que procede de un espíritu profundo, empático, que ha transitado por la vida y que ha logrado algunas importantes reflexiones.

¡Es verdad! Una gran cantidad de los intelectuales mexicanos, cuentan en su haber con el padre o la madre, que fueron importantes funcionarios, o bien, con el abuelo que contaba con una importante biblioteca, o con la familia que procedía de relevantes luchas previas. Si bien no podemos hablar de una realidad determinista, pues podemos encontrar muchas trayectorias forjadas desde el deseo ferviente de cambiar la historia familiar, sí podemos afirmar que en muchos casos el estar frente a una influencia importante, como puede ser la de los seres más allegados, sin lugar a dudas, puede cambiar nuestra historia.

El ejemplo es la primera de las grandes ventajas con las que puede contar el ser humano.

Por ello, resulta crítico el no juzgar tan duramente a los otros o lanzar expresiones desde un lugar de privilegio tales como "si el quisiera, si se lo propusiera". Por supuesto, sin defender el estatismo, ni la flojera, pero siempre será más complicado seguir la leyenda del pez japonés Koi que nada contra la corriente, sube la cascada y al llegar a la puerta del río amarillo se convierte en dragón.

El lenguaje en el Gran Gatsby hace un inteligente análisis de la sociedad y del propio ser humano con frases tales como "Hemos sido muy comunicativos desde nuestra habitual reserva" y gira consejos muy importantes para la vida en sociedad:

"adquirí el hábito de reservarme toda opinión, reservarme opiniones es asunto de infinito alcance".

La parte rebelde de nuestra alma voluntariosa, no puede sino recordar un cartón de Mafalda repondiendo a la pregunta ¿Practicas algún deporte de alto riesgo?, a lo que ella contesta "Sí, a veces doy mi opinión".

Mientras se desarrolla la intrigante historia de un ser conocido por todos, Gatsby, de rimbombante fama por sus fiestas, lujos y aprecio de múltiples personas, siguen fluyendo importantes sentencias en la obra, que te hacen disfrutar, recobrar los tesoros de la memoria y asentir con la cabeza: "experimenté la familiar convicción de que, con el verano la vida empieza de nuevo". Muchas de ellas parecen invitaciones a vivir la vida de una forma plena "tenía mucho que leer y mucha salud que arrancarle al aire fresco" o bien: 

"convertirme en el más limitado de los especialistas, el hombre completo".

De pronto, se activa y se supera la prueba de todos los grandes literatos, esos que te hacen ir al Internet en la búsqueda de nuevos conocimientos, menciona a personajes como Midas, Morgan y Mecenas. Pero la alusión no queda en encontrar a los personajes del mundo clásico, sino en relacionarlos con fundadores de la economía norteamericana, como lo podría ser el banquero J.P. Morgan.

La imaginación juega un papel fundamental en esta obra, los adjetivos son exquisitos, probablemente tenemos una experiencia similar a la de la poesía cuando leemos fragmentos como el siguiente:

"La suya pertenecía a aquella clase de voces cuyo tono es seguido atentamente por el oído, como si cada palabra fuera una composición musical que jamás se volviera a interpretar".

¿Estamos ante la presencia de una armonioso sonido y un fraseo donde la improvisación hace que la obra escuchada no pueda volver a ser ejecutada? El Gran Gatsby contiene una serie de referencias a la música a lo largo de sus páginas. Encontraremos frases tales como "Un famoso tenor cantó en italiano, un notable contralto interpretó una pieza de jazz".

Las fiestas ofrecidas por Gatsby, nos recuerdan inmediatamente a las que ofreciera el alemán Goethe, solo que traídas a un tiempo más moderno.

De la misma manera, continúa el desdoblamiento del ser humano y su forma de  sentir, con expresiones tales como "En continua y decepcionada espera, o en un ligero y nervioso temor del mismo instante", "Me dirigía a la mesa de cóctel, único lugar en el jardín donde un hombre solo podía entretenerse sin tener el aspecto de estar abandonado sin saber qué hacer", "¿Quién los ha traído? A mí me han traído... a muchos los traen".

Pero no todo son reflexiones flemáticas de la vida, los chispazos del humor anglosajón se dejan ver con sarcasmos como el siguiente:

Te voy a contar un secreto de familia ¿Quieres enterarte del asunto de la nariz del mayordomo? -Sí; precisamente a eso he venido esta noche.

Las formas poéticas siguen iluminando la obra, son deleitables expresiones como "Los últimos rayos del sol se posaron por un momento, con romántico afecto, sobre su encendido rostro", se vuelve al estado de enamoramiento cuando nuestra mente viaja con expresiones como "he mirado afuera durante un minuto, y me parece que por allí todo es muy romántico".

El ingenio aparece también de forma constante y el uso de adjetivos dan material para la inteligencia tanto en la crítica: "Algo le impulsaba a roer el borde de sus rancias ideas, como si su robusto egoísmo físico no fuera ya capaz de saciar su dogmático corazón" o "Su arrogante posición era que un domingo por la tarde yo no podía tener nada mejor que hacer". Como en afortunadas y amables expresiones, que nos hacen abrir el corazón:

"Era el mismo señor Gatsby que había salido a investigar cuál era la porción de nuestro firmamento local que le correspondía".

"Acudían a las fiestas con una sencillez de corazón que era su propio billete de entrada".

"firmado Jay Gatsby, con majestuosa letra"

Desde aquí palpamos, el poder de la letra en nuestro autor, que lo mismo derrumba fortalezas por lo poroso de sus cimientos, que levanta con excelsitud castillos de cristal compuestos por el apacible viento estival.

En esta obra del todo recomendable, el personaje principal hace una aparición extraordinaria: "Me dijo que acababa de comprar un hidroavión y que pensaba probarlo la mañana siguiente. -Soy Gatsby- exclamó de repente". No se niega entonces que mucho de lo que se nos ha dicho que es la forma de vida americana está completamente permeado en múltiples frases del libro. La opulencia, el consumismo y el capitalismo crean una deslumbrante idea de la existencia.

Pero si bien la riqueza material es una temática constante, son los tesoros a manera de valores humanos en el personaje los que ganan nuestra confianza en el mismo, se definen así:

"Era una de esas raras sonrisas, con una calidad de eterna confianza, de esas que en toda la vida no se encuentran más que cuatro o cinco veces".

¿De dónde proceden esas sonrisas? ¿Son aprendidas o germinan desde el fondo de una personalidad que se ha forjado a lo largo de los años? ¿Es una decisión de libertad expresada en el rostro? Nos preguntamos. Como fuere, es una grata invitación para ir en búsqueda de un mundo más armónico. 

Los dejo con una frase que seguramente motivará un suspiro aliviado, que nos da una importante lección y de la que por supuesto, hay que tomar nota. Con la misma, cierro el presente escrito prometiendo continuar con una segunda parte:

"(Gatsby) Comprendía a uno hasta el límite en que uno deseaba ser comprendido, creía en uno como uno quisiera creer en sí mismo, y aseguraba que se llevaba la mejor impresión que uno pudiera producir".

El tesoro de esta lección está a la vista, dice un axioma que se ha popularizado que si no encuentra personas buenas a su alrededor, sea una de ellas. De la misma manera, que la realidad depende del cristal con que se mira, siendo agradecidos las encontraremos. Con una voz y una sonrisa de empatía, confianza y aceptación podemos cambiar nuestra realidad de forma positiva. 

FUENTE: Fitzgerald, Frances Scott . (1982). Gran colección de la literatura universal. Literatura norteamericcana II.. México: Gallimard/Promexa.

 


 


La verdadera búsqueda es reconocer el error

Por: José de Jesús Marmolejo Zúñiga
 
Varios de los intelectuales mexicanos se ha visto fuertemente atraídos por la cultura oriental.

A manera de mofa, alguna vez José Vasconcelos fue caricaturizado como un Buda. Quizá se lo ganó a pulso, al ser este personaje una de las 4 efigies colocadas en las esquinas del edificio principal de la Secretaría de Educación, las otras fueron las de Quetzalcóatl, de las Casas y Platón.

En un libro que me pareció particularmente interesante, encontré las enseñanzas de Buda en tres idiomas, español, inglés y japonés. Esto me anunció de entrada, el que estaba frente a una de las religiones más grandes del mundo. Si bien mi acercamiento no es como el de aquél creyente que en su cultura lleva la fe por este importante personaje, sí es de ciudadano del mundo, de elemento activo de una humanidad donde todo elemnento cultural es compartido.

Lo que encontré me pareció fascinante, comenzando por saber que una noche mientras dormía la reina Maya soñó que un elefante blanco entraba en su viente por el flanco derecho, quedando embarazada. Estas alusiones místicas, no dejan de impresionarme, el espíritu santo en María para los católicos, las plumas con las que queda preñada la Coatlicue en la cultura prehispánica.

Pues bien, volviendo a la reina Maya, en el décimo mes lunar, se dice de forma completamente poética que:
 
"cuando el sol de primavera iluminaba todo a la vista, y las flores de los árboles de asoka perfumaban el ambiente, la futura madre alargó su mano derecha para tocar una rama y en ese momento dió a luz".


El nuevo padre, el Rey Suddhodana, decidió nombrar al niño Siddharta, que significaba "el cumplimiento de todos los deseos". Un ermitaño que meditaba llamado Asita, sintió una energía emergiendo del castillo y fue hacia él. Viendo al príncipe adelantó:

"Si el niño permanece en el castillo hasta su edad madura, llegará a ser un gran rey que dominará los cuatro mares, y si entra en la vida religiosa, será Buda que salvará al mundo".

Los católicos no podemos sino recordar en estos momentos, primero a los reyes magos de oriente y después a Simeón en la visita al templo, aunque las premoniciones de éste último fueran más amargas en su intervención para con la virgen María "y a ti una espada te atravesará el corazón".

Tras su crecimiento y primeros años de vida, el príncipe poco a poco se volvió reflexivo, en alguna ocasión expresó:

"¡Pobres! Las criaturas vivas se comen unas a otras"
Diciendo lo anterior se sentaba bajo un árbol a meditar, costumbre que seguiría en él hasta los momentos más importantes de su vida. Se dice que como la herida hecha en un tierno árbol, que crece día a día, el príncipe, aunque era feliz, naufragaba cada vez más en las profundidades del pensamiento ¿Cuánta razón tiene Freud en que aquellos hechos de la niñez marcan aquello en lo que se convertirá el adulto?

Los procesos de reflexión en el ser humano son fundamentales, esa interiorización que sirve para conocernos, para encontrarnos y para saber a dónde nos dirigimos.

"Vivir es estar en búsqueda de algo"
Aforismo con el que estarían de acuerdo todas las grandes mentes y personalidades idealistas. Sin embargo, debe ajustarse bien la brújula porque hay quienes buscan algo erróneo, mientras que otros, lo verdadero. Se puede ir en una dirección, pero equivocar el rumbo. Hay quienes buscando un sueño, cuando la noche es oscura, se han perdido o incluive regresado sobre sus pasos. Son el valor, la inteligencia y la pasión por aquello que se busca, indicadores fundamentales para lograrlo. Pero nada mejorará si no encontramos lo que debemos ajustar, es decir:
"La verdadera búsqueda es reconocer el error"
Así cuando Siddartha cumple 29 años y tiene su primer hijo Rahula, toma la firme decisión de entrar en la vida religiosa. En su búsqueda de respuestas enfrentó también algunas tentaciones como la ocasión en el que un demonio le tentó a volver al palacio "Espera una mejor ocasión, en ese momento este mundo será tuyo" le dijo. A lo que en una primera respuesta de desprendimiento le respondió con asertividad: "Demonio, aléjate de mí, nada de lo que existe en este mundo me interesa".

Buscó en la pobreza su camino, hasta niveles sumamente notables de carestía de todo, pero tras 6 años dejó esta práctica. Una ocasión se bañó en el río Neranjara para limpiar el cuerpo y aceptó una taza de leche de una mujer llama Sujata, así recobró las fuerzas.

Para entonces, todo eso tiempo 5 religiosos le habían acompañado en su búsqueda, al presenciar este nueva postura de Siddharta, pensaron que había sido vencido, lo abandonaron y se fueron a sus tierras.

Así el príncipe quedó solo en el lugar. Se sentó bajo un árbol y en silencio entró en su última meditación aun con riesgo de perder la vida.

"Que se seque la sangre, que se pudra la carne y se rompan los huesos, porque hasta encontrar el camino de la iluminación no me levantaré de este lugar".

Para propios y extraños ésta es seguramente una de las frases más portentosas de Siddharta.

Pero habría más, cuando Buda se encontraba a punto de alcanzar la iluminación, una entidad llamada Mara, líder de los demonios, intentó evitarlo con toda clase de tentaciones, la última el reclamar para él el trono de la iluminación, a lo que múltiples demonios apoyaron diciendo que ellos eran los testigos de tal propiedad ¿Quién hablará por ti? Le preguntaron buscando distraerle de su meditación, a lo que Siddharta respondió "Llamo a la tierra por testigo", tocando en ese momento con su mano derecha el piso.

(Continuará)
 
 
FUENTE:
 
Bukkio Dendo Kyokai. (1989). La enseñanza de Buda. Minato-ku, Tokyo, Japan: Fundación para la promoción del budismo.

 

SE RECOMIENDA VER:

https://www.youtube.com/watch?v=n8gnsyP15Ys

 

¿Acostumbra dialogar con su propio corazón?

El vocablo to, significa en náhuatl "lo nuestro". Topializtli, es una palabra cuyo significado es "lo que nos conviene preservar", de una manera más extensa se describiría "para los que tienen nuestra sangre y color, los que saldrán de nosotros, para ellos lo dejamos... para que ellos, cuando nosotros hayamos muerto, también lo guarden". Lo anterior se aprende en la lectura "Toltecáyotl" de uno de nuestros últimos grandes sabios: Don Miguel León Portilla.

Las apasionantes charlas de León Portilla hablando de nuestras raíces prehispánicas inspiran el gusto por desenterrar el interés por nuestra cultura primigenia. 

Fue un estudioso fuera de serie, que llegó mediante la dedicación a convertirse en uno de los más grandes historiadores mexicanos. Su tutor, el sacerdote católico Ángel María Garibay, exigió mucho del pupilo y logró formarlo con una importante excelencia académica "Si va a estar aquí es porque quiere esforzarse, porque a mi no me gustan ni los flojos ni los tontos". Con dicha frase puso en alerta al futuro autor de la obra "Visión de los vencidos".

En Toltecáyotl, León Portilla comienza con adentrarnos en el náhuatl que dominó, para explicarnos que:

  • Tlapializtli es "la acción de preservar algo".
  • Yuhcatiliztli es "la acción que lleva a existir de un modo determinado". Concepto asimilable al de cultura.
  • Tollan es "población grande y floreciente, ciudad y metrópoli".
  • Tloque Nahuaque significa "señor nuestro".
  • Toltecatl a su vez "hombre sabio, refinado y artista".
Desde ahí, el espíritu rebosa de entusiasmo, si bien como raza mestiza estamos lejos de llevar la sangre prehispánica en las venas a estas alturas, nuestra cultura sí que sigue siendo un sincretismo entre los pueblos indígena y español en muchos aspectos. Como lo mencionaba Octavio Paz en referencia a la Ciudad de México, donde convergen aspectos modernos y antiguos, lo mismo pasa con el mexicano, que puede verse inmerso en la tecnología actual, pero todavía escuchar qué dicen las constelaciones respecto del futuro.

Toltecayotl, es una magnífica obra que pasa por muchos y muy interesantes puntos, como ese en el que, tras dar la entrada a la Topializtli como esa educación-cultura-arte aquilatada por nuestras culturas antes de la conquista, nos enfoca después en Tollan, ciudad que la mayoría de las personas reconocemos como Tula en Hidalgo, pero que hay algunos estudiosos más que la ubican en la mismísima Teotihuacán.

Sea como fuere, el conocimiento era muy apreciado, tenía nombre y buscaba preservarse, desde ahí hay motivos de orgullo, no en un afán nacionalista absurdo, sino en un sentido más amplio y universal, donde es causa legítima de gusto el reconocer que el ser humano desde sus muy distintos orígenes ha buscado siempre la evolución del pensamiento. El libro nos deparará múltiples aprendizajes al respecto.

León Portilla, aconsejado por su maestro Garibay, hace gala de múltiples fuentes para contarnos la historia, e incorpora la leyenda de Quetzalcóatl, usando como referencia a los informantes del misionero franciscano Bernardino de Sahagún, quien merece escrito a parte, cita:

Porque se va

pero habrá de volver,

volverá a aparecer,

vendrá a visitarnos,

cuando esté por terminar su camino la tierra,

cuando sea ya el fin de la tierra,

cuando esté por acabarse,

él saldrá para ponerle fin.

En fragmentos como estos se basa el confuso argumento de que Moctezuma en algún momento, en superstición máxima, generó dudas en torno a la procedencia divina de Hernán Cortés, por haber arribado en el año 1 caña (Ce-Ácatl). 

Ante un evento tan contundente como la conquista de México, comparte el cómo los habitantes presentes en el tiempo y el lugar, reportaban con melancolía:

Se llevaron la tinta negra y roja,

los códices y las pinturas,

se llevaron la toltecáyotl,

todo se lo llevaron,

los libros de cantos y las flautas.

Pero antes de llegar a ese punto definitivo en la historia, "El pueblo de Quetzalcóatl", los sabedores de toda la cultura acumulada fueron precisamente los llamados "toltecas", de los cuales se dice "iban siempre muy por delante".

Se explica en el libro ampliamente:

En verdad muchos de los toltecas

eran pintores, escribanos de códices, escultores,

trabajaban la madera y la piedra,

construían casas y palacios,

eran artistas de la pluma, alfareros.

 

En verdad eran sabios los toltecas,

sus obras todas eran buenas, todas rectas,

todas bien planeadas, todas maravillosas...  

 

Los toltecas eran muy ricos,

eran felices,

nunca tienen pobreza ni riqueza.

 

Los toltecas eran experimentados,

acostumbraban dialogar con su propio corazón.

 

Conocían experimentalmente las estrellas,

les dieron sus nombres.

 

Conocían sus influjos,

sabían bien cómo marcha el cielo.

cómo da vueltas.

(p. 29)

La frase resaltada, da la bienvenida a la sala tolteca en el Museo Nacional de Historia en la Ciudad de México, petrificada como un mensaje que viaja a través del tiempo y se constituye como un legado para las generaciones presentes y futuras.

Las referencias al pueblo Tolteca continúan en el texto, con situaciones emocionantes, que pueden despertar el interés lo mismo de buscadores de tesoros que de antropólogos e historiadores:

Porque en verdad allí en Tollan

joyas toltecas, pulseras,

jades y turquesas preciosas,

se encuentran allí enterradas.

Porque los toltecas en verdad se dispersaron 

y anduvieron por muchos sitios.

Pero no son las joyas constituidas por piedras preciosas las que deben llamarnos la atención, y es posible que nos pase lo que a Cortés en la búsqueda de tesoros físicos, recordemos que la topializ, era la suma de valores en todos los órdenes, no solo los económicos.

Se dice que la Tollan, tras la partida de Quetzalcóatl, fue abandonada. Esta descripción coincidiría con múltiples zonas arqueológicas, a las que los estudiosos del tema les atribuyen este estado, desde Cuicuilco hasta muchas otras más lejanas en el mundo maya.

De cualquier manera lo que es un hecho es que tras un periodo "los toltecas que escribían en sus libros de pinturas, vieron el libro llegar a su fin".

La cultura que adquirió la Toltecáyotl y siguió adelante, fueron los mexicas, un pueblo mestizo, que respondía en su origen tanto a Quetzalcóatl como a Huitzilopochtli, estos últimos conocidos como chichimecas.

Pero la memoria, apenas comenzaba sus mitos, para los mexicas, un Toltécatl era un artista, un Ten-toltécatl, un artista del labio o de la palabra y un Ma-toltécatl, un artista con las manos. Los ubicaban también como "los que buscaban hacer suyo aquello que tenía como recto y bueno y que a la vez era menester acrecentar" ¡Qué visión tan clara de la educación y la cultura! No disminuir, sino el deber era a-cre-cen-tar.

A través de los antiguos libros o huehuetlatolli lo procuraron, hasta el día de la soledad infinita cuando enfrentaron su destino en la conquista de México-Tenochtitlán, tras la cualse dice que los sabios mexicas en diálogo con los doce primeros franciscanos llegados en 1524, expresaron:

Dejadnos pues ya morir,

dejadnos ya perecer,

puesto que ya nuestros dioses han muerto.

Información obtenida de autores anónimos de Tlatelolco, los cuales redactaron probablemente en 1528 los Anales de la Nación Mexicana.

Hasta esta parte de la obra, llega a nosotros la reflexión ¿No podemos afirmar que también nosotros estamos en posesión de una Toltecáyotl? Una que abarca distintos legados, entre ellos el de nuestras culturas prehispánicas. Se evidencia el peligro de perder lo que nuestro antepasados llamaban en términos educativos "rostro y corazón", es decir el patrimonio cultural, nuestra identidad que como topializ "es posesión nuestra y vale la pena preservar".

El libro genera ésta y otras invitaciones, al avance de sus páginas nos forma, nos entera que los jesuitas como Francisco Xavier Clavijero, en 1780 hicieron importantes aportes, como el libro Historia Antigua de México o la copiosa información reunida por Alejandro de Humboldt, de quien espero más adelante poder hacer un escrito.

En un valiente reproche por parte de quien los estudios y la pasión legítima de la herencia le da para hacerlo, León Portilla se queja de que a los filósofos no les interesó la significación cultural e histórica del nuevo mundo. Ejemplifica con Hegel quien conoció a Humboldt, mas no compartió sus pasiones, y fue más allá, el alemán expresó:

América es la tierra del futuro...

nos fijamos en el Viejo Mundo,

es decir en el escenario verdadero

de la historia universal.

En ocasiones hasta a las más destacadas mentes se les van declaraciones distraídas, pues en una referencia rápida, Don Miguel nos habla del Hombre de Tepexpan, un esqueleto de la era precolombina, encontrado en el antiguo lago de Texcoco junto con mamuts, al que datan de hace más de 10,000 años.

(Fin de la primera parte, continuará...)


FUENTE:

León-Portilla, Miguel. (1995). Toltcáyotl, aspectos de la cultura náhuatl. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.

 

SE RECOMIENDA VER:

https://www.youtube.com/watch?v=e5abSH1Uidk

 

viernes, 29 de abril de 2022

Un guerrero para los antiguos y los nuevos días


Tenía muchas ganas de leer este libro, pocas son las obras en las que he tenido acercamiento con el mundo oriental. Tengo varios libros dentro de esta categoría en el formato electrónico pues generalmente es más complicado conseguir estos títulos en las librerías de antiguo, en los usados o en las ventas por Internet. Algunas veces se encuentran en las principales librerías pero no son pocos los que no es sencillo conseguir.

Para un cumpleaños, me regalaron una katana, fue un gran obsequio y todavía recuerdo mi impresión al recibirla. En algún momento, supongo, di la impresión del gusto por la cultura oriental, probablemente porque empecé a estudiar japonés. Me la entregaron con un par de hojas donde se encontraba el significado que dicho objeto tenía para un samurai, casta guerrera nipona que gobernó Japón durante cientos de años.


La katana tiene varias inscripciones, unas sobresalientes en la base donde se coloca la espada, -武士道 (bushidō)- dice,  que significa "el camino del guerrero", después en la funda de madera, 2 símbolos (kanjis), 名誉 (Meiyo), que significa "honor" siendo ésta uno de las 7 virtudes del
bushidō, que se completan con justicia o rectitud (decisiones correctas), coraje, compasión, respeto-cortesía, honestidad-sinceridad absoluta, así como lealtad. 

En el propio cuerpo del sable, 7 símbolos más, a decir: 今古有神奉志士, es en esta parte donde la traducción no se vuelve sencilla, la más poética la tenemos en la película El Último Samurai del 2003 donde Natsumoto da su sable a Nathan, aquí los kanjis toman el significado bajo el contexto de 

"Yo pertenezco al guerrero en el cual los antiguos días se han unido con los nuevos".

Pero de igual manera en una traducción kanji a kanji, es factible imaginar también alguna de las siguientes:

  • En todos los tiempos y lugares, hay un espadachín piadoso.
  • Un espadachín que venera a los dioses de todas las épocas.
  • Dioses de todas las edades (por la presente) presentan (esto) a un espadachín. 
El llenarme del idealismo que representaba el camino del guerrero, con sus virtudes, aunado a un escaso conocimiento del japonés fue una experiencia inolvidable. Tanto que, en mi búsqueda en torno a más información y literatura oriental, llegué a un extraordinario libro escrito por el español David B. Gil "el guerrero bajo la sombra del cerezo", baste decir que desde entonces, la necesidad de contar con un sakura en casa, se incrementó. En el 2022, pudimos celebrar nuestro primer hanami, al haberse llenado de flores nuestro árbol con tamaño de arbusto.
 

La lectura del texto también es un hanami, saltan a la vista los primores del mismo, son sorprendentes inclusive las analogías que dan forma a los títulos de cada uno de los capítulos, así nos podemos encontrar con notables enseñanzas como ésta:
 
"Cuando una piedra golpea la superficie de un estanque sereno, provoca ondas que llegan hasta la más lejana orilla".
 
Así irrumpe el ataque sorpresivo a una fortaleza del clan Ikeda, donde tras la traición que le permite al enemigo destrozar prácticamente todo a su paso, nada ha de ser igual. Por petición del líder del clan, el más confiable de sus guerreros, Kenzaburo Arima, salva a la descendencia de quienes gobernaran, representada por el niño Seizo Ikeda.
 
Los señores cercanos a la última población caída, se reúnen para saber cómo actuar ante la amenaza que significa la pérdida de la paz y la posibilidad del inicio de una nueva guerra. Empiezan las descripciones de diferentes caracteres presentes en el ser humano, se lee lo siguiente en torno a uno de los participantes:

"Decididamente, Tadashima es un hombre de acción, como lo fue su padre. Salta a la vista que no está hecho para que le hagan esperar".

Es verdad, una vena del ser humano torna por la acción, es una característica fundamental que nos motiva no solo a pensar, sino a materializar lo que se ha razonado. El buen humor nos arranca las primeras sonrisas cuando el anfitrión que ha llegado tarde, ofrece té a los asistentes: "—Si quería disculparse, mejor nos hubiera servido sake —rió Yoshihiro Harada".
 
El autor hace hablar a los más distintos personajes, cada uno con el aporte de una personalidad, las hay también sobrias y prudentes, como la de quien busca atemperar las emociones epidérmicas, mientras da importantes lecciones para la vida. Los podemos ver en tres expresiones emitidas en dicha reunión:
 
"—No se enfaden, señores —intercedió conciliador Yoshihiro Harada. No necesitamos pelear entre nosotros. Seamos prudentes e intentemos llegar a acuerdos provechosos".

"Kunisada Tezuka observó cómo su anfitrión navegaba diestramente entre las aguas caudalosas de la discusión, sin quitarle la razón a nadie pero preparando el terreno para que su opinión fuera la relevante".
 
"Si no mantenemos el ánimo templado, nosotros mismos podemos desencadenar lo que tanto tememos".
 
Para los apasionados en el tema, el poder de la palabra aparece nuevamente, se expresa de la siguiente manera: 
 
"No necesita poseer el mayor ejército para ser el más poderoso de todos nosotros. Al menos, no mientras le den la oportunidad de hablar." 

Una serie de elementos prominentes en la cultura japonesa de esos días, aparecen, como cuando se menciona el daisho, mismo que es la pareja de sables tradicionales del samurái, la katana y el wakizashi, los cuales son llevados juntos. La etimología de esta palabra queda más clara cuando se usan los términos daito y shoto; daito + shoto = daisho.

Si un elemento puede ganar rápidamente la simpatía del lector, es la inteligencia del escritor para crear personajes capaces de dar nuevos significados a la lengua, saliendo de situaciones que pudieran ser complicadas con genialidad, como lo hace el anfitrión de la reunión en la siguiente expresión:
 
"Shimizu rió con una carcajada sincera que vibró en la noche. —Tu natural desconfianza siempre me ha parecido una virtud muy práctica, digna de elogio, incluso." y continúa con la inteligencia que habla de la madurez de una mente maestra "Además, eres de los pocos hombres que conozco a los que no limita una visión simple de las cosas. Sabes bien que todo tiene más de una causa y una consecuencia", "Quizás Munisai tuviera razón, quizás la única victoria posible en una guerra que no puedes ganar es evitar que ésta dé comienzo".

Con este tipo de literatura se aprende también otro tipo de expresiones, menos frontales y más asertivas, como en la frase "Nos une un mismo peligro, pero creo que la visión de cómo afrontarlo es demasiado divergente".

Mientras los pueblos cercanos miden el terreno para su actuar futuro, Kenzaburo, cumple a cabalidad su deber en el cuidado del niño Seizo, pero no es solo la alimentación o la protección física, ahora también es la responsabilidad de forjar un carácter como mentor. Su mejor análisis interno de cómo hacerlo aflora, y encuentra respuestas en los siguientes pensamientos:
 
"La compasión nunca había ayudado a nadie a salir adelante, no más de lo que una hogaza de pan sacia una hambruna, y tampoco ayudaría al chico".
El guerrero que parecía no temer nunca nada, atributo que ya muchos grandes personajes han marcado como una de sus características más útiles, con unos ojos que parecía que miraban desde otro mundo, se comportaba aún así empático que no consentidor con el joven cuando le decía:

"No debe avergonzarse. El miedo no es malo, es parte de la vida", sin lugar a dudas coincidimos con la afirmación del autor, y al mismo tiempo agregaríamos que para el torrente que busca abrirse paso, más temprano que tarde el miedo es superado en la búsqueda de un objetivo plenamente identificado por la razón y el corazón.
 
El joven estaba aprendiendo el sentido del valor, lo hacía con cada palabra, con la seguridad y el comportamiento mostrado por el guerrero, en cada sentencia como el aseguramiento de que nada negativo le pasaría "—Por mi alma que eso no sucederá —juró Kenzaburo, y lo hizo con una voz ronca que sonó más como un desafío a sus enemigos que como palabras de consuelo para un niño" o con cada gesto como el expresado en este fragmento "El viejo guerrero le puso su mano surcada de cicatrices en el costado, era grande y pesada, pero irradiaba tranquilidad", el joven entendía una nueva e importante lección que le serviría en delante para poder sobrevivir en el mundo.

Son de gran valor también, las maneras de matizar la vida en los momentos de aflicción:
 
"Tu padre y tu madre, al igual que tu hermano, están ahora con tus antepasados. Desde allí te observan y cuidan de ti. Tu obligación es llevar una vida que les honre para que puedan sentirse orgullosos. "

Era un guerrero generoso, que seguía siendo de una pieza, a pesar de llevar por dentro el infierno de los sentimientos propios, los cuales hacía un lado pero no borraba, era muy pronto para ello y quizá incluso era innecesario hacerlo.

En la mente de Kenzaburo, esa última noche donde con exceso de sake, se quedó plenamente dormido, para solo ser despertado por las campanas y los gritos, de un salto se despertó y buscó inmediatamente reportarse en el frente:

"—¡Rápido, mujer, ayúdame a prepararme! Su esposa dejó a un lado toda sombra de desconcierto y se precipitó al armario donde su marido guardaba la armadura ligera y la daisho".
 
 Recordaba también en un acto de lealtad, buscar salvar al hombre a quien se debía "—Mi señor —le gritó—. No tenéis por qué morir aquí. Debemos sobrevivir a esta noche y devolver el golpe". Pero la respuesta fue tan correcta como la forma de vivir de aquellos guerreros, la decisión de vencer o morir defendiendo el clan, no sin antes hacerle la petición que lo tenía ahora a cargo de Seizo.

Es pues un texto que nos llena de un profundo sentido del honor, del valor y de la lealtad por los ideales. Son múltiples los elementos de riqueza espiritual que se pueden recoger del mismo. Su apasionante relato permite que vayas caminando por los bosques, montado a trote de caballo, visitando un monasterio o cuidándote durante la vertiginosa huida.
 
Hasta aquí dejaremos esta primer entrega, para en la segunda dar paso a otro ser lleno de arrojo, un médico fuera de serie y seguir analizando la importancia de las vivencias de nuestros personajes principales, junto con otros que nos compartirán también su sabiduría.
 
FUENTE:
 
Gil, David B.. (2017). El guerrero bajo la sombra del cerezo. Madrid, España: Suma internacional.
 

Orígenes complementarios de nuestro gusto por las leyendas: Becquer

Las leyendas de Becquer

(Escrito en desarrollo, vuelva más tarde por favor).

La ética debe basarse en el carácter

Por: José de Jesús Marmolejo Zúñiga.

Plutarco fue un historiador griego que creyó que los eventos de un periodo son marcados por el carácter de los singulares personajes que lo dirigen. Quienes conocen del tema llaman a esto personalismo histórico. Hoy en día las visiones son más integradoras aunque quizá menos románticas, pero no solo ahora, ya en su momento Tucídides, otro historiador griego, confiaba en el objetivismo histórico, donde los acontecimientos son resultantes de múltiples factores siempre modificables y en evolución.

Leyó la vida de los grandes y en ocasiones, encontró paralelismos ¿Quién no se ha dedicado a la interesante labor de encontrar consistencia entre aquellos personajes a los que vale la pena analizar? A veces el memorama o el rompecabezas no se termina por falta de información solamente pero es venturoso cuando hacemos el hallazgo de aquel dato luminoso que nos sorprende.

Verdaderamente los grandes seres humanos cuentan con paralelismos y en una paradoja también con grandes diferencias que son las que los caracterizaron en el momento de la vida donde pudieron ser parte de la existencia. Lejos del idealismo con el que podemos tratar a los inmortales, la magnanimidad del Maestro Ortega y Gasset nos recuerda que las múltiples decisiones de una persona responden "al ser y sus circunstancias".

Mayor conocimiento y cultura da la posibilidad de exploración, comparación y cotejo. Es riquísimo el ejercicio del descubrimiento de eso que nos pertenece, que está dormido esperando nuestra acuciosidad. 

Plutarco se apasionó por lo que llamamos Historia y Filosofía, fue polígrafo al escribir de diversos temas así como compilador. Su vida transcurre en los siglos I y II, del 45 o 50 al 105-125 d.C. La vida pública fue lo suyo, ocupando importantes cargos, entre ellos, el de Procurador de Grecia, ya bajo el gobierno romano.

Fue su pensamiento filosófico, ecléctico. Ese al que es difícil encontrarle coherencias pero que se vuelve sumamente interesante por la cantidad de elementos que lo componen.

Hombre entre dos mundos: el ilustre pasado de Grecia, donde tuvo su cuna y la vida en el imperio romano. Frecuentemente sus parangones tendrán que ver con esta ambivalencia.

Plutarco se basó en la ética, en el sentido más puro del vocablo: el carácter. 

Quizá ahí esté su mayor enseñanza. La historia y la retórica se confunden en él mientras que con su ejemplo, forma.

En su obra "vidas paralelas", Pericles es comparado con Fabio Máximo, el primero, al  frente del partido popular consigue quitar al consejo de la aristocracia, de la misma manera, con sus ideas, consigue el periodo de mayor auge constructivo de Atenas, para ello contó con Fidias, como arquitecto y urbanizador. Fabio Máximo, por su parte, es el parsimonioso a la vez que prudente general de los ejércitos romanos contra Anibal, por cierto, otro de los grandes estrategas militares de la historia.

Demóstenes y Cicerón también son comparados en campo de batalla, pero no en el de las armas sino en el del convencimiento mediante las ideas. No se establecen en la obra vencedores, pues sería para Plutarco, citando al poeta Ión "la fuerza del delfín en la tierra".

Hemos escuchado una frase popular que dicta "dime con quién andas y te diré quién eres", en la antigüedad, quizá y solo quizá podrá ser válido decir "dime a quién admiras y te diré cómo buscaste recorrer el camino".

Quizá esto aplicará también para Plutarco, de quien más adelante describiremos otros importantes hechos de su historia, como el que fue el mayor de los sacerdotes del oráculo de Delfos para el dios Apolo, ciudad donde por cierto moriría, probablemente buscando cumplir el principal de los aforismos encontrados en el frontispicio: "noscete ipsum", "conócete a ti mismo".


FUENTE:

Ruiz, Joaquín del Moral. (1971). Grandes genios de la literatura universal. Tomo 48. Vidas paralelas. Plutarco.. Londres, 49. Madrid-28.: S.A. de Promoción y Ediciones. Club Internacional del Libro.

jueves, 28 de abril de 2022

No se debe desistir por cobardía y desidia

 

Por: José de Jesús Marmolejo Zúñiga.

A menudo confundo los nombres de los grandes personajes griegos o romanos. Más allá de Platón, Aristóteles y Sócrates, me es complicado recordar algunas frases específicas o pasajes particulares de la vida de Heráclito, Pitágoras, Cicerón, Demóstenes, Plutarco, Hesíodo, Ión, Diógenes y un largo etcétera.

Pero cuando lo consigo, es recordando el cómo ha trascendido su nombre hasta nuestros días. La referencia no siempre es culta, al personaje de hoy lo recuerdo por un elemento de la pandilla de Don Gato, algún otro nombre ilustre por el de algún personaje en una película de Cantinflas y así nos vamos.

Lo que definitivamente nos puede hacer recordarlos es su obra, como se tiene en la memoria a los personajes a los que se admira y de donde se ha aprendido algo que te impactó de forma significativa en la vida. Finalmente se cumple aquel proverbio chino que dicta: 

"cuando bebas agua, recuerda la fuente".

"饮水思源 Yǐnshuǐsīyuán (Tener gratitud)".

Pues bien, el brebaje que nos presenta Demóstenes no es agua, pero tampoco un preparado con la sicuta de Sócrates, sino un compuesto de valor, coraje, mucho empeño y un gran esfuerzo. Recordemos para ello que él: no logró el éxito sino enfrentando situaciones, su genialidad fue la del barco no hecho para el puerto sino para alta mar, el tesoro no podía encontrarse cerca del muelle. La injusticia no le fue desconocida, tuvo que pelear usando el incipiente derecho contra sus propios tutores, pero quizá el proceso más doloroso fue la recepción de las burlas en sus inicios como orador.

Eunomo de Triusa, un sabio anciano, le atenuó la depresión alguna vez con la frase 

"no se puede desistir por cobardía y desidia". 

El actor Sátiro también le corrigió, aportándole lo siguiente "Los errores que has detectado, la falta de atención que mencionas o el hecho de que incluso espíritus más sencillos llamen más la atención, lo resolveremos recitando de memoria alguna escena de Eurípides o Sófocles". Sátiro le mostró cómo actuar lo que se habla, cómo pronunciar con acción y postura conveniente.

A partir de entonces, Demóstenes practicaba en un sótano que aún se conserva. Ahí entendió una y otra vez que se debe conciliar la acción con lo que se dice, el esmero no es suficiente, se debe cuidar la pronunciación y movimientos convenientes. ¿Cuánto practicaba Demóstenes? Dos o tres meses seguidos, forzándose a hacerlo permaneciendo en el mismo espacio y cortándose el cabello de formas poco presentables para inhibir sus ganas de abandonar el objetivo.

La preparación de Demóstenes también fue física, ejercitaba la voz subiendo a sitios elevados, pronunciando con aliento cansado. A veces recitaba frente al espejo buscando mejoras. 

¿En cuantas altas biografías hemos escuchado la importancia de la constancia y la perseverancia? 

En ejemplos asociados, recuerdo a Siddharta Gautama expresando "no me levantaré de aquí hasta alcanzar la iluminación". De los cabellos podríamos hablar otro tanto, haciendo referencia a las decisiones de Sor Juana, pero volvamos a Demóstenes.

Pero nuestro personaje enfrentó al que sería también aliciente. En una sociedad sana, siempre encontraremos que la diversidad de opiniones es una divisa y no un mal tolerado. 

El ejercicio de escuchar la creación de pensamientos de un ser humano, no por saber cual constituye la verdad, que obviamente ningún ser humano tiene, sino simplemente por aportar ideas con equidad de una persona a otra, es algo idealmente valioso pero que no es fácil de aceptar cuando se constituye en crítica rasposa y a veces hiriente.

Sin embargo, bajo el precepto de que las opiniones siempre serán subjetivas, con el uso del buen carácter y la confianza, se puede con objetividad tomar lo necesario para mejorar así como desechar aquello que es producto epidérmico de la vasta cantidad de sentimientos por los que atraviesa el ser humano. Así lo hizo nuestro personaje, tomando el agravio como estímulo.

Y es que, en los inicios, se tenía de Demóstenes la opinión de que no era elocuente, sino producto del trabajo y esto era en parte verdad pues se preparaba para sus presentaciones. Piteas dijo que "sus discursos olían mucho a lámpara", en aquel momento, lejos a los que creían que las musas del ingenio no le acompañaban, nuestro personaje inmediatamente respondió:

 "la lámpara no sabe de mí y de ti las mismas cosas".

Fue un hombre que si bien no siempre decía lo que escribía, nunca hablaba en público sin escribir primero. El no hacerlo así, era para él no una demostración de ingenio, por el contrario, creía que el no prepararse atendía a visiones oligárquicas que confiaban más en la fuerza que en la persuasión.

Pero el tiempo, el esfuerzo y la preparación fueron grandes maestros, el germen terminó por florecer, con grato aroma de azahares, la mente se conectó con el corazón, tomaron fuerza las manos y las piernas, y se escuchó la sabiduría de aquél al que se criticaba de flaco, tartamudo y generador de sonidos sin fuerza.

A partir de ahí pudo en muchas ocasiones hacer vibrar el corazón de los auditorios, conmover a los públicos y convencer ante o contra los más excelsos oradores. También lució inspirado ante situaciones complicadas.

Tres fueron sus claves:

1. La coordinación del discurso.

2. La acción con el cuerpo.

3. No hablar sin preparación.

Dentro de lo que podríamos argumentar como escalones para su éxito podemos hablar de que en su arranque imitó y copió cuanto pudo, de la misma forma que en algunas ocasiones puso su talento  en manos de la fortuna.

En este punto nuestra imaginación nos ha llevado al gran orador ¡Pues creemos la imagen de Demóstenes pronunciando lo siguiente, mientras elevaba la mano y el tono de voz:

"Por la tierra, las fuentes, los ríos y los mares..."

¿Juraba por ellos o los llamaba por testigos ante la magia de las palabras que estaban a punto de palpitar en su lengua?  

Como muchos grandes seres humanos, tuvo seguidores de su propuesta y el chispazo de genialidad aparecía en los actos más sencillos. 

Su aspecto pedagógico puede ser generado a través de la siguiente anécdota: se cuenta que una vez llegó un hombre a pedirle apoyo en la defensa de un caso, con tibias palabras le habló de sus penas. Demóstenes realimentó -"Me parece que nada has sufrido y que no hay tales cosas que me has platicado"-. El hombre furioso elevó el tono de voz, se le marcó el ceño, se le encendió el rostro y dijo "-¿Con que nada he sufrido, Demóstenes?-", ante lo cual nuestro personaje replico "-Ahora sí, veo a un hombre agraviado y ofendido-", tras lo cual acordó colaborar en la defensa.

Su expresión era amarga, picante y a veces chistosa. Como lo indica una sentencia que cae como suave lápida que no aisla, sino conserva para la eternidad:

Por consejero, ¡Oh atenienses!, me tendrés, aunque no queráis; pero no por calumniador, aunque os empeñeis en ello.

Esta frase representa mucha de la ética de un hombre que tras el esfuerzo necesario alcanzó sus sueños, pero sin tener que vender su esencia.

 

FUENTE: Ruiz, Joaquín del Moral. (1971). Grandes genio de la literatura universal. Tomo 48. Vidas paralelas. Plutarco.. Londres, 49. Madrid-28.: S.A. de Promoción y Ediciones. Club Internacional del Libro..

La buena poesía es una flor del tiempo

Por: José de Jesús Marmolejo Zúñiga.

 
Poco a poco se consagra la pléyade hispanoamericana en mi mente, en fulgor de sus talentos, distintos, pero en su relevancia histórica,  similares en la hermosura del cielo nocturno. Entre otros hasta ahora en mis recuerdos: Borges y Cortazar en Argentina, Vargas Llosa en Perú, Rubén Darío en Nicaragua, Rodó y Benedetti en Uruguay, Mistral en Chile, Paz, Sor Juana, Vasconcelos, Torres Bodet en México y la lista continúa.

En nuestra época actual, de redes sociales, que cumplen una función informativa pero que en ocasiones saturan el alma y cansan las pupilas. En la "Civilización del entretenimiento", como lo argumentaría Vargas Llosa, coincido con la excelsa manera de criticar el presente.

A nuestro favor, como opción, las mentes magistrales a quienes podemos acudir, grandes genios que evitan la monotonía -¿Cómo fue posible su existencia?- Me pregunto. Me aproximo a la respuesta no sin antes dudar si fueron reales.

Y es que en ocasiones, es difícil entender la asombrosa capacidad de sus mentes, lo pleno de su pensamiento, lo profundo y a la vez lo atinado. No son biblioteca inerte y ambulante, son vastos pero tienen vida, diría que su inmensa cantidad de ideas representan un universo, pero habrá quien piense que las rocas, los gases y las trayectorias celestes son solo materia con movimiento, aunque al menos dentro de esa realidad, en uno de esos cuerpos, hay vida, pensamiento, sentimiento y con eso, se da lo mismo significación que conciencia a toda la materia.  

Nuestro personaje del día de hoy, Rubén Darío, ha llegado con su buena obra muchas veces a mi encuentro, he pronunciado el fragmento "la juventud: la latitud de la vida donde las costas donde la esperanza se ven cercanas" en ocasiones varias, recordando también la contraparte "juventud divino tesoro, te vas para no volver".  

Es citado y admirado por todos los grandes, Octavio Paz habla de él y lo parangona en grandeza con Sor Juana Inés, Borges lo marca como un fuera de serie. 

Aproximarse al modernista Rubén Dario, es escuchar la Lira de Orfeo y el agua cristalina que canta, ver el sol sonreír en una gota de rocío, permitir el susurro del viento. Es de composición musical. Pero no de una nota sencilla, sino inteligente, profunda, clásica, romántica, natural y diáfana.

Dentro de la iluminación que no tengo y busco: la poesía, su obra es vasta. Como recordatorio de una leve desdicha, es el género por el cual los inmortales piensan que serán recordados. Obviamente comprendo más la prosa, sean discursos, críticas, cuentos o ensayos.

Dentro de sus versos conformando poemas o aquellos que describen obras, se encuentra el conocimiento. Maestro que no ha querido tener discípulos pero que como reformador cuenta con legiones, pues mientras escribe, educa y forma.

Con la atención de quien busca aprender, la tierra surcada por sus palabras, ofrece múltiples joyas a al vista de todos. Acudimos en su búsqueda como las aves que surcan los cielos mientras el agricultor remueve la tierra.

Formas de deleitarnos en sus escritos, hay muchas, hoy en esta sencilla apertura solo mencionaré una:

"La ciencia es flor del tiempo" 

dice personaje sabio, Quirón, en el Coloquio de los Centauros.

Cada una de sus páginas está llena de los más primorosos ramilletes, de la más jugosa miel, del fruto más nutritivo. Pero todo ello en justo equilibrio, es azúcar que no empalaga pero que necesita su espacio para ser disfrutada lentamente.

Los anteriores comentarios, son obtenidos en esta primer entrega, de una impresionante antología desarrollada por Don Jaime Torres Bodet que nos da acceso al mundo del poeta nicaragüense, el mismo que se llamó Rubén y obtuvo el Dario del mote familiar y de su abuelo.  

 

FUENTE:  

Torres Bodet, Jaime. (1966). Antología de Rubén Dario. México D.F.: Fondo de Cultura Económica.

sábado, 2 de abril de 2022

El ser humano no puede ser un fin en sí mismo, nos debemos a otros

Por: José de Jesús Marmolejo Zúñiga.
 
Cuando comenté que tenía a grandes mentes aconsejándome, era cierto.

No solo estoy rodeado de gigantes en mi vida diaria, también afortunadamente viene voces consagradas del pasado en mi auxilio.

Los consejos, las precisiones, las reflexiones del pasado, son válidas en nuestros días, es más, en su momento sonaban premonitorias, aunque eran reales.

Pensar a Antonio Caso es zambullirse en una cantidad prolífica de logros académicos, al nivel universitario pero también preparatoriano, es colocar el nombre de las instituciones más respetadas de nuestra vida académica en un solo nombre. Que fue erudito, someramente lo sabemos, uno de esos grandes hombres amantes de la sabiduría capaces de desdoblar prácticamente cualquier tema, quizá podemos imaginarlo, pero se hace palpable cuando entramos a su obra.

En los libros, buscamos respuestas, lo hemos dicho, incluso a preguntas que no hemos terminado de formular. La vida tiene retos, interrogantes y ritmos, no siempre podemos entenderlos, a veces en medio de la confusión buscamos conceptos certeros que nos permitan saber si la dirección es la correcta.

Afortunadamente, en los buenos libros tenemos gratas respuestas. En ocasiones, la inquietud es tan apremiante que encuentra complemento armonioso con una buena lectura. Lo importante es elegir la lectura de la que nos rodeamos, serán nuestros consejeros y amigos en momentos importantes.

Hoy he leído a Antonio Caso, y se ha ido, como suele hacerlo, a las profundidades. Buscando conocimiento, encontré trascendencia. En su ensayo "La existencia como caridad" antepuso precisamente el concepto de la caridad a la filosofía, es importante primero dar, desprenderse pues el ser humano no puede ser un fin en sí mismo, hay que dejar el egoísmo, fue la invitación de entrada. Ir en busca del sacrificio, ese al que mueve el amor.

Tras marcar la caridad como piedra fundamental, en un aspecto poco conocido para mí, entró a la importancia de la fe, pero recordando nuevamente esa relación de dos vías entre creer y dar, pues una da el testimonio de la otra. No pude evitar recordar la estrecha relación entre el creer para después materializar, ese primer álito que ha sido nombrado por muchas culturas, habrá quien lo denomine motivación, razón, energía o chi, pero es un primer impulso que nos saca de nuestro estado de letargo y nos lleva a intentar algo por primera vez o a mantenernos con tezón.

El tercer concepto fue el de la actuación, caridad y fe deben convertirse en acto no quedarse en potencia. Esta es una realidad que mueve al mundo. Por último mencionó la esperanza, como esa posibilidad que tiene el ser humano de avisorar lo que aún no es, pero que puede serlo.

Así el Maestro Antonio Caso, que desde esas apasionadas charlas en el Ateneo de la Juventud, defendió lo mismo de manera magistral a la verdad y la filosofía, que aquello que es indivisible y parte trascendental del ser humano: lo incorporeo, lo espiritual, el alma.


Mis inicios en la traducción:

When I told that I had great minds advice me, It was true.

I'm not only with gigants around me in my daily life, also fortunately holy voices comes from the past in my help.

The advices, precisions, past reflections, they are true in our days, moreover, In their moment they sounded like the future, although they were real.

Thinking to Antonio Caso is to go inside in a lot of academic achieves, in the university and high school level, it's to put the name of the most recognized institutions of our academic life in Mexico in a single name. That he was an erudit, we know a little, one of the those big wisdom lovers, able to talk practicly wherever topic, may be we can imagine him, but it's more concrete when we know his work. (To be continue).

 

FUENTE:

Antonio Caso (1945), Breve Antología. Biblioteca Enciclopédica Popular. Secretaría de Educación Pública, México D.F.