Por: José de Jesús Marmolejo Zúñiga
En el día diversos comportamientos éticos y morales se mezclan. Para mantenerse congruente entre el pensar, decir y hacer, es fundamental contar con enfoques claros, que nos sirvan de guía en los momentos de duda.
A veces no es sencillo equilibrar la balanza. El concepto de asertividad es un poco utópico y no podemos más que buscar generar acuerdos basados en el diálogo pero también en la justicia. Nuevamente surgen conceptos complejos de desarrollar: ese mismo, el de justicia, por ejemplo.
Múltiples corrientes desde la psicología buscan dar esa claridad al ser humano. Hace algunos días he estado leyendo sobre la corriente positiva, que no positivista, pero de la misma manera en una estación del metro, he visto una iniciativa denominada livingforothers basada en corrientes psicológicas tradiciones pero con una invitación con un concepto que a parte de entusiasmarme, me recuerda que el vivir para los demás no es nuevo, muchas grandes mentes han hecho el mismo llamado.
En el caso de la última iniciativa mencionada, parece basada, al menos en su inicio en las ideas de Víctor Frankl, el autor de "el hombre en busca de sentido".
Y aunque Frankl, no aparece, por ejemplo, como uno de los impulsores de la otra corriente, la positiva, donde más bien figuran personajes como Carl Rogers, humanista, llega un momento de encuentro donde se expresa que todos los casos establecidos en livingforothers buscan perdonar, ser felices, mantenerse unidos y con ganas de vivir, a pesar de las situaciones complejas de la vida.
La corriente positiva por su parte argumenta el ser un contrapeso a la psicología convencional, para ver "la otra cara de la moneda", fijando la atención en las cosas buenas y en valores como la gratitud. Defiende su existencia, con estudios documentados en torno a, cómo la búsqueda de la felicidad de manera consciente puede llegar a materializarla.
Todo lo anterior es válido y comprensible, lo hemos encontrado en muchos autores del pasado, y -para mejor referencia- en los clásicos, así pues, San Agustín hablaba del primero creer para después concretar.
Este escrito en sí mismo ha comenzado igual, hablando de cómo es importante tener un enfoque, creer en algo, buscar convicciones que nos permitan actuar de una forma clara.
El amor es el causante de que la civilización sobreviva y de que se encuentren en el cielo las estrellas, leí en el libro de la quinta montaña de Coelho. Antonio Caso reflexiona y nos dice que la caridad debe estar al principio de todo y que el hombre no puede ser un fin en sí mismo, está hecho para el servicio a los demás. El ya citado Agustín de Hipona, agrega hermosas frases que hablan del compromiso del liderazgo en el servicio "me asusta lo que soy para ustedes, pero me alegra lo que soy con ustedes".
Los días en entornos complejos pueden hacer dura la corteza del árbol y el reto es mantenerse fuerte pero noble de corazón. Las múltiples experiencias vividas, -algunas no tan agradables me queda claro-, nos tienen que dar por supuesto aprendizajes, pero eso no debe evitar que seamos amables en la búsqueda de las cosas, factores o hechos que requerimos cambien.
Al final de cuentas en una sociedad, digamos de forma poética en un universo de suma cero, las maneras de atender hasta los actos más cotidianos, constituyen o deterioran aquella cultura con la que contamos y por supuesto, lo que legamos para el futuro. Esta realidad no es solo la que "vivirán nuestros hijos", sino también la que conformamos para nosotros mismos y nuestras familias en la proximidad más inmediata.
Así que, en lo que acuñamos estas convicciones, o las ponemos en funcionamiento, no siempre tendremos la razón, y valdrá usar la reversa de nuestro carro para reconocer cuando podemos ser más generosos, solidarios, justos, confiados o equitativos.
Debemos buscar ser el rostro social del amor, para que la cadena virtuosa en la sociedad se haga más fuerte. Desde nuestra realidad, desde nuestra posibilidad y por supuesto, desde la inteligencia, que dependiendo del medio en el que estemos debe también ayudarnos a seguir adelante.
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