martes, 21 de junio de 2022

No siempre debemos ganar


En el día diversos comportamientos éticos y morales se mezclan. Para mantenerse congruente entre el pensar, decir y hacer, es fundamental contar con enfoques claros, que nos sirvan de guía en los momentos de duda.

A veces no es sencillo equilibrar la balanza. El concepto de asertividad es un poco utópico y no podemos más que buscar generar acuerdos basados en el diálogo pero también en la justicia.

Múltiples corrientes desde el conocimiento buscan dar esa claridad al ser humano. Hace algunos días he estado leyendo sobre la corriente de la Psicología positiva, que no positivista, al respecto y casi al mismo tiempo en una estación de metro, he visto una iniciativa más denominada livingforothers.
 
En el caso de la segunda, "vivir para otros" es una invitación que a parte de entusiasmar, me recuerda que muchas grandes mentes han hecho llamados similares. Está basada en las ideas de Víctor Frankl, el autor de "el hombre en busca de sentido". Y aunque Frankl, no aparece, por ejemplo, como uno de los impulsores de la corriente positiva, donde más bien figuran personajes como Carl Rogers, humanista, llega un momento de encuentro donde se expresa que todos los casos establecidos en livingforothers buscan perdonar, ser felices, mantenerse unidos y con ganas de vivir, a pesar de las situaciones complejas de la vida. La corriente positiva por su parte argumenta el ser un contrapeso a la psicología convencional, para ver "la otra cara de la moneda", fijando la atención en las cosas buenas y en valores como la gratitud. Defiende su existencia, con estudios documentados en torno a, como la búsqueda de la felicidad de manera consciente puede llegar a materializarla.

Todo lo anterior es válido y comprensible, lo hemos encontrado en muchos autores del pasado, y para mejor referencia en los clásicos, así pues, San Agustín hablaba del primero creer para después materializar.

Este escrito en sí mismo ha comenzado igual, hablando de cómo es importante tener un enfoque, creer en algo, buscar convicciones que nos permitan actuar de una forma clara en los momentos de duda.

"El amor es el causante de que la civilización sobreviviera y de que se encuentren en el cielo las estrellas", leí en el libro de la quinta montaña de Coelho. Antonio Caso reflexiona y nos dice que la caridad debe estar al principio de todo y que el hombre no puede ser un fin en sí mismo, está hecho para el servicio a los demás.

Los días en entornos complejos pueden hacer dura la corteza del árbol pero corre la sabia en el interior para poder dar frutos. En analogía el reto es mantenerse fuerte en el carácter pero noble de corazón. Las múltiples experiencias vividas, algunas no tan agradables, nos tienen que dar por supuesto aprendizajes, pero eso no debe evitar que seamos amables impulsando con constancia las cosas que requerimos cambien. Al final de cuentas en una sociedad, digamos de forma matemática en una universo de suma cero, las formas particulares constituyen o deterioran aquellas generalidades con las que contamos y por supuesto, lo que legamos para el futuro, representando éste incluso desde el minuto siguiente. Esta realidad no es solo la que "vivirán nuestros hijos", sino también la que conformamos para nosotros mismos y nuestras familias.

No siempre debemos tener la razón, y vale usar la reversa del carro para reconocer cuando podemos ser más generosos, justos, confiados o equitativos. Pero éste es un fruto del análisis y de la conciencia, no de la intimidación y la popularización de ideas, si cambia sus criterios por el de las mayorías o por el de intereses diversos presentes en el mundo, pronto se encontrará siendo un espantapájaros, un borrego del grupo o un papalote incapaz de ayudar en mayor medida a la sociedad mediante su propio talento.

Debemos ser el rostro social del amor, para que la cadena virtuosa en la sociedad se haga más fuerte. Desde nuestra realidad, desde nuestra posibilidad y por supuesto, desde la inteligencia, que dependiendo del medio en el que estemos debe también ayudarnos a seguir adelante.

Así podremos estar más cercanos a esa congruencia que también viene de las circunstancias, del momento en que se vive y de la propia realidad personal.



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