lunes, 13 de junio de 2022

Una grata noche en la Lazio italiana


"Che fai uomo?" Preguntó Don Antonio desde afuera de la cava. "Tomo una foto" Contesté. La precaución era lógica, porque aquél lugar se quedaba completamente oscuro, era frío y húmedo, perfecto para el vino, y en este caso, la cerveza.

Mi inquietud por bajar y conocerlo, que había sido apoyada mientras se hiciera con cuidado, se veía beneficiada con una nueva sensación, pues nunca había estado en un lugar como ese.

Era de por sí extraordinario, desde mi punto de vista, contar con algo como esto dentro de una casa. Una antigua propiedad de un italo-americano que en medio de la extensión del terreno, contaba también con múltiples árboles de olivo, algunos frutales como higos, cerezos y moras, y otros de mucho follaje como las magnolias.

Había también esos detalles de una persona culta, que busca tener elementos que reflejen la historia de su nación o del mundo, en este caso se podían ver pegados en las paredes algunos relieves que hablaban de antiguas figuras romanas o bien un pozo que mostraba esa elegancia y antigüedad tan llamativas en mitad del jardín.

El recorrido por todo aquel espacio fue sumamente generoso, verdaderamente nos sentíamos alagados por la invitación a cenar ahí y con esas personas. La comida fue vasta. La explicación fue que en Italia, se hacía por etapas, primero la pasta, luego la carne o pescado, a continuación la ensalada, después algo dulce, para cerrar con el café. La pasta de aquel día se llamó "carbonara" que es una preparación con huevo y tocino, después alcachofas cuyo corazón se cocina de manera exquisita, también hubo "formaggio" con jamón, así como rebanadas de melón y el postre fue "tiramisú", todo esto acompañado con vino "rosso".

Charlas de un entendimiento generoso, donde una palabra no comprendida en cualquiera de los idiomas desataba o una profusa explicación o bien mímica y sonidos elementales, pero al final, el concepto quedaba "capito".

Una amplia piscina iluminada hablaba de que aquellas personas, tras los 60  años habían trabajado mucho y lo seguían haciendo. Don Antonio más  de 30 años en la policía local, se encargaba ahora de mantener tan portentoso hogar; la señora como maestra, pero no sólo eso, invirtiendo y estando atenta de sus negocios todos los días. Personas que seguían esa ruta de esfuerzo de una generación que independientemente del país, seguía siendo un ejemplo para los que les seguíamos.

Así, la llegada de un mensaje nos recordó que era el día de "San Antonio de Padua", por lo que felicitamos y dijimos "salud" con ese vino tinto que si bien no se producía ahí, aunque hubiera cava, se disfrutaba de igual manera pues era de la región de Lazio.

Los múltiples viajes, experiencias llenas de rigor por parte de las autoridades pero comprensibles en los Estados Unidos para estar en times square en un inicio de año, la integridad de la policía italiana y muchos otros fueron  los temas de aquella noche.

Otro tema deleitable fue cuando hablamos del nombre de uno de los juguetones perros de la casa, que insistente buscaba estar en el regazo de Don Antonio, se llama Argos dijo y enseguida dio la explicación basada en una obra clásica: cuando Odiseo parte de Ítaca, a su regreso, vestido de pordiosero nadie lo reconoce, excepto Argos, su perro. No fue la única referencia que se hizo a la literatura, también se aludió a Dante Alligheri cuando pasamos por el laurel, árbol muy común en Italia por cierto, con todos sus hermosos colores.

La velada terminó yendo al cuarto de controles, donde en el camino se pudieron ver los restos de una fogata, que en esa noche de luna llena, con los altos pinos cipreses me recordó sin lugar a dudas los escritos de Césareo Pavese. 

Es increíble cuando se tiene la oportunidad de convertir algo grato que se ha leído, en una realidad. Lo deseo para todos. En esto pensaba cuando acudíamos a aquel espacio por calles llenas de árboles de olivo, viñedos, casas bordeadas con enredaderas y patios amplios.

"Arivederci" dijimos, en una emotiva despedida, que dejaba a un siciliano más abierto al mundo, a una habitante de la Lazio más acompañada y a un par de mexicanos contentos de compartir, aprender y disfrutar las maravillas del mundo.

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